martes, 30 de junio de 2009

Ella es mi novia.

Camina decidida mirando de reojo. No es déspota, solo decidida, segura de si misma. ¿Como dices? Si, no te miento, claro que si… ella es mi novia, ¿quieres que la describa? Es de una ternura especial, sonríe afablemente, al natural, como si no existiera dolor en su vida. Mira con intensidad, con sus ojos oscuros; me mira y quedo petrificado, es tan decidida, sabe que la amo, por eso lo hace. Su pelo castaño y liso cae por sus hombros. No se por que, pero no lo he tocado nunca, debe ser maravillosamente sedoso. Sus labios finos y delicados besan de una manera increíble. Su piel está tan bien cuidada, y sus manos extremadamente suaves acarician mi rostro cuando ella viene a visitarme.

¿Qué me dices?, ¿Qué donde hemos ido, que aventuras he vivido con ella? Bueno… la he salvado de un castillo de dragones, ha estado en todos mis conciertos y siempre le dedico el tema más bello; ha estado conmigo en el futuro, cuando ya soy un adulto, y siempre me ha acompañado en mis momentos mas tristes… te dije que ella es la mejor, no hay mejor mujer que ella, realmente la amo.

¿Por qué me miras así?, ¿Aún no me crees?, ¿Qué le gusta preguntas?, ¿Qué ama hacer? Ella ama la simplicidad, ama sentarse en una pradera, o solo caminar; ama mirarme y que le diga siempre “te amo”. Adora tomarme de la mano y apoyar su cabeza en mi pecho. Ama besarme y que yo siempre esté a su lado, somos la pareja perfecta.

¡Hey!, ¿qué ocurre? No me mires así, ¿no me crees?, ¿Jamás me haz visto con ella?, ¿Qué dices?, ¿Qué lo que digo es solo parte de mi imaginación? Lastima siento que no me creas amigo, en realidad no te estoy mintiendo… ¡es mi novia!, el único problema… es que ella aún no lo sabe.

martes, 23 de junio de 2009

La noche de San Juan

Dicen que en la Noche de San Juan puede pasar de todo. Algunos creen que en es la noche donde el demonio está en su máxima expresión, otros piensan que esta noche, es la noche donde se debe ayudar al sol, que cada vez acompaña menos, que cada vez alumbra en menor intensidad. No importa que motivo le den las personas, no importan por que rodean por esa noche el fuego que encandila, que abriga y conmueve; solo importa la unión que logra… y lo inusual que consigue.

Tenía aquel chico el extraño presentimiento de que si conseguía mostrarle a la chica que ama como es en realidad, ella lo terminaría amando de la misma manera. Sabia que lo tenia que hacer, solo que no sabia como, ni en que momento, ni en que lugar, ni que decirle, ni que hacer… cada vez se sentía mas inseguro, comenzaba a resignarse, estaba a punto de rendirse.

Las llamas comenzaban a crecer a medida que la noche abarcaba la ciudad; solo unos puntos luminosos esparcidos al azar por doquier combatían la oscuridad, que por momentos parecía imposible. La gente concurría a rodear las fogatas. Los bailes se hicieron mayores, las conversaciones más ruidosas y más alegres; las risas abundaban y la alegría se contagiaba.

El chico no parecía contagiarse de la alegría que invadía a la ciudad, estaba inmóvil observando el fuego, que se retorcía sin sentido, alumbrando de manera irregular a los improvisados bailarines. Su mente reprodujo en un instante a la chica de sus sueños, sonrío al pensar en su belleza. No paró en toda la noche en pensar en ella.

Las horas se consumieron con el fuego, y el chico llevaba de pie largo tiempo mirando el fuego y pensando en ella. La fogata comenzaba a agonizar, pero aún así lograba abrigar y alumbrar con su tenue luz naranja. El fuego comenzaba a descender, y el chico logró ver la cara de la mayoría de las personas que rodeaba la fogata; ya no danzaban con alegría, ya las risas habían desaparecido, tan solo observaban melancólicos el fuego que les traía paz y pureza. Cuando la ultima llama rebelde logro descender frente a él logro divisar a la chica, a su chica, que lo miraba con dulzura, con su hermosa sonrisa.

El fuego ya era solo humo, y el chico estaba próximo a alejarse, con la extraña sensación que debería haber echo algo, la chica que amaba lo miraba con atención, como si lo conociera, como si le gustara lo que observaba. Resignado comenzó a alejarse del lugar, cuando la chica se paró frente de él. No dijo nada, tan solo se apoyó en su cuerpo… él sin pensarlo la rodeó con sus brazos. Miró hacia arriba para mirarlo de frente, y sin previo aviso se acercó a su mejilla y lo besó tiernamente.

Dicen que en la noche de San Juan puede pasar de todo, dicen que la gente que observa el fuego se muestra tal cual es, en su estado más puro. Él chico sabía que eso necesitaba para que su chica se enamorara. Él lo sabia, pero no sabia como hacerlo… pero de eso, esta noche, solo se encargó el fuego.

miércoles, 17 de junio de 2009

La banda sonora de nuestra vida.

Creo que es el peor de los sentimientos que puede haber en esta vida. Sentirse vacío no lo comparo con nada más. Suena una banda inglesa en el fondo, no se que dicen, pero la melodía raya en la melancolía, me hunde mas, me duele aún más… me encanta. Creo que me conecto más con mis pensamientos. Suenan melancólicos los parlantes, pero la canción me hace olvidar, no mi estado de animo, puesto que lo agrava, sino más bien el motivo por que me siento así… en cierto modo puede ser algo positivo.

Ahora la misma canción suena en mi auto, llenando el espacio que ella ha dejado, tanto en el ambiente como en mi vida, tanto en mis pronósticos como en mi forma de ser con el resto. Me ha afectado mucho, se llevó realmente algo de mí, no me relaciono igual, no pienso igual, no sueño igual.

Mientras la canción sonaba por decimocuarta vez comencé a pensar en lo productivo que podría ser para una infinidad de cosas, como la canción de nuestra relación, como el tema de fondo de una sesión de fotos… como una muy buena dedicatoria. Encontré el tema ideal, la canción que dice quien soy y lo que pienso. El problema ahora es que mi destinataria se ha ido.

Que placer es manejar de noche, no veo quien conduce los autos a mi alrededor, tan solo veo esas maquinas moviéndose; me siento oculto así, siento que no me conocen. Solo dejo como rastro una melodía melancólica en el ambiente, en el aire denso del Santiago nocturno. Doblo por inercia en la calle que se me aproximaba y paro también casi sin voluntad en su casa. Miro a la derecha del auto, al asiento del copiloto y veo como reposa un CD, lo tomo sin saber por qué y me bajo del auto.

Toco el timbre y desde la ventana del piso superior aparece.

- ¿Puedes bajar?, no te tomara mas de dos minutos – Le dije sin mirarla.

Ella sin responderme, me obedeció. Abrió la puerta unos momentos mas tarde. Después de muchos meses por fin estaba frente mío, mirándome con incredulidad. No pude parar de observar sus ojos y mis labios no hicieron movimiento alguno. Después de unos segundos levante mi brazo izquierdo y le pase el CD, sin mas que decirle di media vuelta y me dirigí al auto. No fui capaz de prender el motor de inmediato, mi mente daba vueltas. Después de unos minutos desde su pieza su habitación comenzó a sonar la canción que estaba grabada en el CD, la canción que me ha acompañado todo este tiempo. La rabia comenzó a invadir todo mi cuerpo, sin quererlo ella volvió a robar algo de mí. La rabia y solo la rabia me dio la voluntad de emprender mi viaje de vuelta.

No podía mentirme, ella supera todo mi sentimiento apático, como dice un gran filosofo ella está “mas allá del bien y del mal”. Sé que mi enojo será temporal, se que mi rabia desaparecerá con su primera sonrisa, con su primera disculpa. Mientras más me alejo de ella, creo que más cariño me produce, su actuar me encanta, sus sorpresas realmente me cautivan.

Mientras avanzaba mi auto, se desvanecía de mis oídos la canción y con ella también mi rabia. Miro por el espejo retrovisor y la veo mirándome desde la ventana. No observa mi cara, solo ve esa maquina alejándose. Queda solo como evidencia una melodía melancólica en el ambiente. Puede ser que ella haya vuelto a robar algo de mí, pero creo que yo he recuperado algo de ella también. Si, tenía razón, tiene potencial esa canción. Es productiva, la ocupe sin quererlo por un fin… es la banda sonora de nuestra vida.

miércoles, 10 de junio de 2009

Madera aspera.

Solo sentía la madera áspera tras su espalda, no sentía nada más. Tampoco quería tener más sentimientos, quería ser algo inerte y sin sentido por un momento. La muchacha que tenia abrazada delante de él se movió, volvió a la realidad en un segundo. Se sentía nervioso, su cuerpo temblaba. La muchacha le daba la espalda y lentamente se dio vuelta hasta quedar frente de él. Ella era mas baja, no importaba, nada importaba, nada ajeno al momento… aquello era perfecto.

Si hubieran estado en un parque, o en medio de una calle alborotada de autos hubiera sido lo mismo, él la hubiera mirado de la misma manera, la hubiera amado con la misma intensidad. En estos casos el tiempo es difícil de determinar, jamás supe si pasaron segundos, o minutos, tal vez horas. Los labios de la muchacha se movieron, con la indiscutible forma de que se están preparando para besar. Aquellos labios se pueden describir incluso con los ojos vendados, son los labios universales, perfectos para cada receptor, perfectos solo para la persona que esta en frente. Hizo ella los reflejos típicos de comenzar el acto, cerró los ojos lentamente, atrapando en sus parpados los bellos ojos castaños, abriendo su imaginación de par en par. Su abrazo fue más fuerte, sus zapatillas junto con sus pies se alzaron para que el rostro de la muchacha estuviera a la altura de él.

Se besaron. Pareció eterno. El comenzó a cerrar los ojos, se notaba el amor entre ambos. Tan lentamente como comenzaron a besarse, se separaron. Se volvieron a mirar. Eran felices…

- Ojala esto no fuera un… -

Despertó sobresaltado. Sentía el mismo temblor. Como podía ser, parecía tan real… sus manos frotaron su cara con resignación. Se vistió, tan solo por inercia miro la ventana, el parque, aquel parque se podía ver desde aquel lugar. Ahí estaba, radiante, esperándolo, dispuesta a besarlo, dispuesto a amarlo. Una sonrisa dibujo su rostro, bajo desesperado. Se encontró con ella, volvió a sentir la misma madera áspera en su espalda…

Finalmente se encontró con él… se las presento, ella es la mujer que amo… esos labios los conozco tan bien, tan bien que sé lo que siente aquel hombre ahora. Miento, debe sentir una emoción mas grande que la mía, esos labios siempre fueron para él, por eso ella no esta aquí conmigo, por eso tan solo estoy sentado desde la banca mas oscura describiendo su momento mas, feliz…

De vez en cuado pienso que me gusta sufrir, siempre repito las escenas más terribles de mi vida, aunque esta no fuera la peor, era realmente la confirmación de algo que supe desde el principio.

Camine hacia ningún lugar, con el atardecer pegándome de frente, ¿Cómo describiría esa escena?... no lo se, todavía no he podido escribir mis pasos.