martes, 23 de junio de 2009

La noche de San Juan

Dicen que en la Noche de San Juan puede pasar de todo. Algunos creen que en es la noche donde el demonio está en su máxima expresión, otros piensan que esta noche, es la noche donde se debe ayudar al sol, que cada vez acompaña menos, que cada vez alumbra en menor intensidad. No importa que motivo le den las personas, no importan por que rodean por esa noche el fuego que encandila, que abriga y conmueve; solo importa la unión que logra… y lo inusual que consigue.

Tenía aquel chico el extraño presentimiento de que si conseguía mostrarle a la chica que ama como es en realidad, ella lo terminaría amando de la misma manera. Sabia que lo tenia que hacer, solo que no sabia como, ni en que momento, ni en que lugar, ni que decirle, ni que hacer… cada vez se sentía mas inseguro, comenzaba a resignarse, estaba a punto de rendirse.

Las llamas comenzaban a crecer a medida que la noche abarcaba la ciudad; solo unos puntos luminosos esparcidos al azar por doquier combatían la oscuridad, que por momentos parecía imposible. La gente concurría a rodear las fogatas. Los bailes se hicieron mayores, las conversaciones más ruidosas y más alegres; las risas abundaban y la alegría se contagiaba.

El chico no parecía contagiarse de la alegría que invadía a la ciudad, estaba inmóvil observando el fuego, que se retorcía sin sentido, alumbrando de manera irregular a los improvisados bailarines. Su mente reprodujo en un instante a la chica de sus sueños, sonrío al pensar en su belleza. No paró en toda la noche en pensar en ella.

Las horas se consumieron con el fuego, y el chico llevaba de pie largo tiempo mirando el fuego y pensando en ella. La fogata comenzaba a agonizar, pero aún así lograba abrigar y alumbrar con su tenue luz naranja. El fuego comenzaba a descender, y el chico logró ver la cara de la mayoría de las personas que rodeaba la fogata; ya no danzaban con alegría, ya las risas habían desaparecido, tan solo observaban melancólicos el fuego que les traía paz y pureza. Cuando la ultima llama rebelde logro descender frente a él logro divisar a la chica, a su chica, que lo miraba con dulzura, con su hermosa sonrisa.

El fuego ya era solo humo, y el chico estaba próximo a alejarse, con la extraña sensación que debería haber echo algo, la chica que amaba lo miraba con atención, como si lo conociera, como si le gustara lo que observaba. Resignado comenzó a alejarse del lugar, cuando la chica se paró frente de él. No dijo nada, tan solo se apoyó en su cuerpo… él sin pensarlo la rodeó con sus brazos. Miró hacia arriba para mirarlo de frente, y sin previo aviso se acercó a su mejilla y lo besó tiernamente.

Dicen que en la noche de San Juan puede pasar de todo, dicen que la gente que observa el fuego se muestra tal cual es, en su estado más puro. Él chico sabía que eso necesitaba para que su chica se enamorara. Él lo sabia, pero no sabia como hacerlo… pero de eso, esta noche, solo se encargó el fuego.

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